miércoles, 7 de marzo de 2012

Situación y perspectivas de futuro.

           El cultivo de los vegetales transgénicos a escala comercial comenzó en 1996. En este momento (según datos del año 2000), cuatro cultivos de este tipo (soja, maiz, colza y algodón) representan ya un porcentaje significativo del total plantado para esa especie. Algunos otros, como la calabaza o la papaya, se encuentran en un estado poco más que experimental, mientras que el tomate resistente al ablandamiento ha dejado de cultivarse prácticamente por falta de interés comercial.

            En el caso de la soja, mas de un tercio del total de la producción mundial es transgénica (resistente a herbicidas). En el caso del algodón, a nivel mundial el transgénico (resistente a insectos y/o a herbicidas) representa el 16%, y el 70% del sembrado en Estados Unidos.  En ese país en el año 2000 se cultivaron en total más de 30 millones de hectáreas de cultivos de este tipo. Argentina y Canadá cultivan también varios millones de hectáreas de transgénicos cada una, seguidos por otros países hasta alcanzar un total del orden de los 50 millones de hectáreas cultivadas.

            En un sistema de agricultura sostenible, o de gestión integrada, los transgénicos representan una pieza fundamental. Sin embargo, las semillas transgénicas  pueden llegar a ser la causa de problemas reales, en el aspecto socioeconómico,  en cuanto que pueden producir la dependencia de una parte sustancial de los agricultores de unas pocas empresas. Disfrazar esos problemas con las inexistentes amenazas de los riesgos para la salud y el medio ambiente no hacen más que empeorarlos. Los gobiernos no van a ser propensos a invertir en investigación en un campo en el que existe una oposición con una gran capacidad de presión en los medios de comunicación.

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